




ya estamos aquí, despegamos en verano, aterrizamos en invierno y llegamos a la estación de tren de Saint Pieters en Gante en otoño...
cielos grises y lluvia aunque hoy hace sol con viento, TODAS las calles huelen a chocolate, todo está lleno de tranvías, los canales no huelen mal, cada dos calles hay restaurantes o take aways vegetarianos/veganos y todos supermercados a los que hemos entrado, incluso el más pequeño de barrio tienen comida de este tipo, la gente es amable, un hombre nos ayudó a encontrar una tienda hablandonos de la diócesis de sabiñánigo, del hotel mar de aragón de caspe y de que en la calle san miguel hace muchos años estaba eléctricas de zaragoza, todo en perfecto castellano.
Nuestra casa es muy pequeña, pero bien situada, es una buhardilla de dos pisos, la lluvia golpea en la ventana del techo y se ven las estrellas desde la cama.
una cosa muy curiosa es que la gente no tiene cortinas, tu paseas y ves a la gente cenando en sus salones o cocinando, pero lo mejor son los que viven en la planta baja, aprovechan sus ventanas para poner un escaparate casero hacia la calle, un niño en su habitación ha hecho un escaparate de dinosaurios, aunque también hemos visto alguna calavera...
aquí es obligatorio reciclar la basura y en su bolsa correspondiente homologada que tienes que comprar y si no lo haces, te multan con 50 euros.
hoy hemos comido en la plaza de la catedral, viendo un combate de esgrima y hemos visto el tríptico del cordero místico de Van Eyck, como brilla...
mañana cogeremos un tren e iremos a Amberes, a ver diamantes, mejillones y judíos.
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